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EXPERTO:
La adicción al móvil es la
pérdida de control sobre su uso
Estar pendientes del teléfono móvil y detener cualquier actividad apenas se
escucha el sonido o la vibración del dispositivo se ha convertido en una práctica
muy común: cuando se trata de no perderse nada que provenga de este pequeño
aparato, la autodisciplina es dejada rápidamente de lado.
Hay quienes suelen utilizar el móvil mientras está viendo una película. El
psicoterapeuta Tim Aalderink, especializado, entre otros, en la adicción a los
móviles, no es tan crítico con esta “mentalidad de segunda pantalla”.
El especialista tiene una explicación para este comportamiento: “Los hábitos de
uso de los medios de comunicación y nuestra capacidad de atención simplemente
han cambiado en los últimos años”, señala, y añade que estamos entrenados para
estímulos más rápidos e intensos.
Pero, ¿en qué momento estos hábitos se convierten en algo tan problemático
como para poder hablar de adicción? A saber: la adicción no se puede determinar
únicamente por la duración de uso del móvil y la cantidad de veces que se lo
consulta.
“Hay varios criterios que se pueden aplicar para determinar si existe una adicción o
no”, asevera Aalderink, director del Instituto Psicológico de la clínica especializada
en trastornos psicosomáticos Schön Klinik, de la ciudad de Bad Bramstedt, en el
norte alemán.
Según Aalderink, la pérdida de control es decisiva para hablar de adicción: cuando
ya no se puede controlar el uso del móvil e incluso se lo utiliza en situaciones que
incluso son percibidas como inapropiadas por uno mismo, por ejemplo, en una
cena con amigos.
Una posible adicción también se revela en el cambio de prioridades: cuando
consecuencias negativas, incluso cuando los amigos se apartan o se comienza a
tener problemas en la escuela.
Cuando se es realmente adicto, esconder el móvil y perderlo de vista deja de ser
una solución. Si se tiene la sensación de que ya no se puede controlar su uso, lo
mejor es ponerse en contacto con un centro de asesoramiento sobre adicciones.
“Muchos ya están familiarizados con la adicción a los medios de comunicación”,
indica Aalderink.
Dependiendo de la gravedad del problema, el siguiente paso sería una terapia
ambulatoria o en régimen de hospitalización. Los objetivos serán dilucidar por
qué el uso del móvil se ha convertido en una adicción y trabajar para mejorar el
autocontrol de modo que ya no se esté constantemente pendiente del aparato.