¿Si huele bien, hace bien?
El secreto de los aromas
Los aromas y perfumes pueden generar una
gran sensación de bienestar y de relax. A todos
les hace bien sentir un perfume que les gusta.
Pero las hierbas y sus aromas son mucho más
que eso. A partir de las hierbas se fabrican los
aceites esenciales, que son conocidos por
ayudar a aliviar numerosos problemas.
Los aceites se conocen desde hace miles de
años para tratar enfermos, y la práctica se ha
mantenido hasta el día de hoy. Los especialistas
como el alemán Peter Emmrich, que es médico
general y biólogo, dicen que la aromaterapia
puede ayudar a tratar “casi todas las molestias”.
Por supuesto, las aplicaciones tienen sus
limitaciones y deberían ser llevadas adelante por
personas especializadas en estos usos, ya que
algunos aceites pueden resultar tóxicos si las
dosis no son las correctas.
Existe una amplia gama de terapias. Los aceites
se aplican directamente en el cuerpo en forma de
baños, masajes o frotación. Ingresan a través de
la piel y despliegan en el interior del organismo
sus efectos.
Otra variante es utilizarlos para aromatizar un
ambiente. Y la tercera es por vía oral, como
cuando se consume una cápsula de aceite
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esencial de eucalipto, conocida
contra los resfríos.
Como regla general, podría decirse
que “en caso de aplicar aceites
esenciales, es fundamental que
el paciente los perciba como algo
positivo”, dice la especialista en
aromaterapia Ingeborg Stadelmann,
que trabaja en la región de Baviera.
Stadelmann advierte que, en caso
de que el paciente sienta rechazo
por la terapia, los aceites, por mejor
elegidos que estén, no podrán
luchar contra la psiquis del paciente.
¿Cómo podrían actuar los aceites
en concreto? Según Emmrich, si
tomamos ejemplos de vieja data,
veremos que el incienso, por
ejemplo, ya se utilizaba para desinfectar heridas.
Explica que las gotas de mirra pueden utilizarse
contra las infecciones causadas por hongos en el
intestino, mientras que los aceites esenciales de
clavo de olor pueden tener un efecto analgésico
en muchos casos. De la misma manera, el aroma
de la madera de sándalo podría fomentar la
curación de heridas.
Existen estudios que indican que la aplicación de
aceites esenciales de menta al diez por ciento
reduce los dolores de cabeza causados por las
contracturas cuando se los aplica en las zonas
de la frente y de la sien
que presentan dolor.
Según esos estudios, el
aceite resulta tan efectivo
como el paracetamol y
el ácido acetilsalicílico.
Así se indica en los
lineamientos de la
Asociación Alemana de
Medicina del Dolor.
Pero los usos no se
limitan a los problemas
físicos. La aromaterapia
también ha demostrado
dpa / Quelle: Deutsche Presse-Agentur GmbH / Copyright: dpa
Por Sabine Meuter (dpa)
ser una gran ayuda en casos de ansiedad,
depresión e insomnio, según explica el psicólogo
alemán Hans Hatt.
Precisa que en los experimentos de laboratorio
se vio que los aromas del aceite esencial de
lavanda actuaban en los mismos receptores del
cerebro que los somníferos. De todos modos,
“En caso de tratarse de trastornos fuertes, la
aromaterapia no suele tener ningún efecto”,
advierte.
Si uno quisiera poner esta terapia en práctica o
simplemente probarla, debería hacerlo guiado
por un experto en aromaterapia o en medicina
natural. Hatt sostiene que en líneas generales es
muy bueno hacer uso de aromas que al paciente
le despierten asociaciones o sensaciones
agradables.
Ante todo, es importante que “los aceites
esenciales estén diluidos correctamente”,
subraya Stadelmann, presidenta del foro
Essenzia, una asociación que promueve y, según
dice, “cuida” la aromaterapia.
Un ejemplo: los aceites esenciales nunca
deberían ser rociados en una bañera llena,
alerta Stadelmann, ya que podrían irritar la piel.
Lo mismo sucede en el caso de los masajes.
Los aceites nunca deberían ser aplicados
directamente en el cutis, sino que deben ser
diluidos en aceites portadores como el de
almendra.
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