Fobia social,
el miedo a la opinión de los otros
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Temor a evaluaciones negativas
No hay que confundir la timidez o la introversión
con la fobia social que, según Dietrich Munz,
presidente de la alemana Cámara Federal de
Psicoterapeutas, “se caracteriza por un fuerte
temor a ser juzgado o criticado negativamente
por otras personas.”
La introversión es un rasgo del carácter, aclara
Munz. Hay personas que son introspectivas
y reservadas con los demás, pero no porque
tengan miedo a sus evaluaciones.
El experto añade que la timidez sí que suele
estar relacionada con el temor a los contactos
interpersonales, especialmente con personas
desconocidas.
Una timidez desorbitada puede convertirse en
trastorno. Munz explica que el comportamiento
entrenamiento o la práctica.
”Cuando se trata de fobia social, el miedo es
tan fuerte que las reuniones sociales, como
comer con amigos, causan una inmensa
ansiedad hasta el punto de que a veces incluso
se evitan”, acota.
“Cálmese. No pasa nada”, tranquiliza Peter Zwanzger a sus pacientes. El doctor jefe de
Psiquiatría General y Psicosomática del hospital psiquiátrico kbo-Inn-Salzach en Wasserburg am
Inn (Baviera), anima a expresarse con serenidad a quienes acuden a su consulta para tratar su
fobia social.
Terapia y enfoques
La terapia cognitivo conductual es, a juicio del
experto, la que ofrece mayores posibilidades
de éxito en los trastornos de ansiedad. Ésta
incluye la terapia de confrontación, mediante
la cuál el paciente se enfrenta a situaciones
temidas de forma paulatina.
A menudo en la terapia se recrean o simulan
dichas situaciones de modo que el paciente
aprenda a reducir el miedo a las mismas en la
vida real. Según Zwanzger, después de cinco
a veinte sesiones los miedos disminuyen y
eventualmente desparecen.
Por su parte, Dietrich Munz recomienda
que el paciente entre de inmediato en las
circunstancias desencadenantes del miedo
con apoyo terapéutico. Asegura que ello ayuda
al afectado a comprender mejor su temor y a
enfrentar la situación paso a paso.
Añade que, en el proceso, comprobarán que
miedos generados por pensamientos como:
“Todos se darán cuenta de que me estoy
poniendo rojo como un tomate” o “se van a reír
de mi ponencia” son en su mayor
parte infundados.
Este tipo de terapia psicodinámica intenta
subyacen a los miedos. Por ejemplo, que la
sensación de no poder estar a la altura de
las desproporcionadas expectativas paternas
haya sido extrapolada a otras situaciones.
Cuando el miedo crece
Existen dos formas de fobia social: La
caracteriza porque quienes la padecen sienten
miedo ante la mayoría de las situaciones
sociales, mientras que en la segunda el temor
ejemplo, hablar en público.
Cuando el temor abarca distintas facetas, los
afectados pueden tener miedo desde a que se
les caiga y rompa un vaso en un restaurante
hasta a que su jefe les pregunte algo cuya
respuesta ignoran, indica Peter Zwanzger,
quien también preside la Sociedad para la
Investigación de la Ansiedad.
Si, en efecto, tuvieron alguna incidencia de este
tipo, o se sonrojaron o temblaron en público,
solo pensar que les puede volver a suceder
algo similar puede desencadenarles un ataque
de pánico, generar miedo al miedo y entrar así
en un círculo vicioso.
Según Munz, las fobias sociales pueden
conducir a la adicción de determinadas
sustancias -para tratar de atenuarlas- e incluso
a la depresión.
Añade que en raras ocasiones se resuelven por
sí solas y recomienda acudir a un psicoterapeuta
o a un médico. “Cuando el miedo abarca muchas
facetas y se produce con frecuencia, ya no es
posible una vida cotidiana normal”, explica.
Por Angelika Mayr (dpa)
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