Por Inga Dreyer (dpa)a
Afrontar la pubertad:
Confianza en lugar de reproches
De repente y casi sin que los padres se den cuenta,
los hijos adolescentes pasan a estar como atrapados
delante de la computadora todo el tiempo. Cuando
llegan a la pubertad los padres suelen preguntarse
a menudo qué es lo que hicieron mal y si pueden
educación.
”Después de todo, afortuandamente nadie tiene
formación como padre, ni es un robot que lo
hace todo bien”, asegura la psicóloga y escritora
Elisabeth Raffauf, que lleva talleres para padres de
adolescentes.
Los padres no deberían empecinarse
en sus propios errores
El escritor y asesor en temas educativos Jan-Uwe
Rogge aconseja recordar lo que se hizo bien. Para
los chicos no es bueno que los padres se empecinen
en sus propios errores, ni que sean demasiado
complacientes.
Cuando un joven se encierra en sí mismo, comienza
a faltar el respeto, roba o toma drogas, los padres no
dejan de dudar y cuestionarse a si mismos. La falta
o el exceso de higiene, la rebeldía, la impuntualidad,
el consumo de alcohol, las malas notas en la
escuela suelen aparecer durante la pubertad. “Los
chicos no usan su fuerza para las notas, sino en
la transformación del cuerpo de niño en el de un
adulto”, señala Rogge.
Sobrepasar los límites forma parte de esa fase,
asegura la pedagoga, escritora y consultora
educativa Angela Kling. “Que los jóvenes busquen
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Negociar en lugar de arreglarlo todo
A medida que los niños crecen, los padres necesitan
negociar en lugar de simplemente arreglar las
cosas, apunta Kling. Recomienda reunir a todos
los miembros de la familia una vez a la semana
para debatir las tareas a realizar. Es importante
que los padres no se dejen engatusar con vagas
concesiones.
En estas reuniones familiares, los jóvenes aprenden
a argumentar en lugar de sólo aguantar y después
escaquearse del trabajo, señala Kling.
los niños, sino también para los padres. Después
de todo, tienen que aprender que ya no pueden
proteger a los niños de todo. “Los padres ya no
pueden controlar la vida de sus hijos, sólo pueden
ser compañeros. Y esta situación va ligada a la
pena, el dolor y una gran incertidumbre”, enfatiza
Kling.
Admitir el dolor de que la infancia ha terminado es un
primer paso. Jan-Uwe Rogge aconseja involucrarse
en esta la fase de la pubertad en lugar de resistirse
a ella. No son las técnicas educativas las que son
decisivas, sino la actitud con que se afronta.
no quiere que ocurra y eso está bien”, agrega. El
trabajo de los padres es dar al hijo un marco en el
que se sienta seguro y aceptado.
esos impulsos tiene que ver con el desarrollo
Recordar los propios años de adolescencia
En los talleres que imparte a los padres, Kling les
anima a recordar sus propios años de adolescencia.
“Entonces se dan cuenta de que han pasado
exactamente por lo mismo”.
Elisabeth Raffauf generalmente aconseja a los
padres que eviten tomar el comportamiento de los
hijos como una ofensa personal. “Eso es lo más
importante y a la vez lo más difícil de todo”, destaca.
A su vez, tampoco es que los padres tengan que
aceptarlo todo. “Cuando uno se siente insultado, lo
Los padres deben evitar las acusaciones, los
interrogatorios y los discursos, pero también es
conducta y comprensión. En ocasiones los padres
creen que en la pubertad ya es demasiado tarde
para educar, sin embargo, la psicóloga Raffauf
asegura que en absoluto es así. “Soy optimista”,
agrega.
Es muy posible hablar abiertamente con el niño
sobre lo que no se ha hecho bien sin presentar
los problemas como una acusación. Los padres
demasiado en las tareas de casa, pero hay mucho
que hacer. ¿De qué te puedes hacer cargo?”
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