Por Thomas Geiger (dpa)
CUANDO LOS FABRICANTES DE COCHES
SE ATREVEN A EXPERIMENTAR
¿Coches de carrera de Le Mans en las calles
de la ciudad? ¿Biplazas descapotables
fuera de serie? Cuando los diseñadores de
Porsche abrieron hace poco su depósito de
pruebas y sacaron a la luz algunos modelos
a escala y prototipos secretos de los últimos
años, el entusiasmo fue grande.
Pero la sorpresa se mantuvo en límites,
porque que un fabricante de coches deportivos
experimente con diferentes conceptos de
coches deportivos no asombra a nadie. Hasta
que el jefe de diseñadores, Michael Mauer,
sacó de la galera una verdadera sorpresa, roja
y demasiado alta para un Porsche: la primera
furgoneta polivalente del fabricante llamada
“Renndienst”.
Pero Porsche no está sola con esta
transgresión. Solo pocos días después de
mostrar esa maqueta que recuerda a la histórica
combi de Volkswagen, también Mini presentó
el diseño de un coche que a primera vista no
pega nada con la marca: el prototipo llamado
Vision Urbanaut. Esa especie de pequeña casa
sobre ruedas apunta a generar comodidad en
la ciudad también cuando no se puede circular,
explicó el jefe de la marca, Bernd Körber.
Los dos prototipos demuestran no solo
que la industria automotriz está buscando
desesperadamente una alternativa o al menos
un complemento para el SUV. Se están
probando nuevos caminos o al menos caminos
diferentes para ofrecer a los clientes más
espacio y variación, comenta el profesor de
diseño Lutz Fügener, de la Escuela Superior de
Pforzheim, en Alemania.
Estos diseños son importantes sobre todo
como válvulas para la creatividad en la
empresa. “Demasiadas veces los diseñadores
y desarrolladores fracasan en las empresas
ante los límites autoimpuestos del marketing
como la vaca frente una tranquera nueva”,
lamenta Fügener y atribuye a estas ideas
supuestamente desacertadas la fuerza de
romper con esas barreras alguna vez.
De hecho, eso ocurrió una y otra vez en las
últimas décadas: así, por ejemplo, nadie
hubiera creído que Volkswagen iba a poder
hacer un coche deportivo al nivel de Ferrari,
90 de repente mostraron sus prototipos de
W12 en las ferias de automóviles. Tampoco se
lo veía capaz de desarrollar una limusina de
clase superior, que se anunció en 1999 como
Concept D y se fabricó a partir de 2002 como
Phaeton.
No menos sorprendente fue sacar un coche
urbano minimalista para la entonces marca
de lujo Mercedes, abonada exclusivamente
a las grandes dimensiones. En 1994 el Micro
Compact Car fue un adelanto del Smart. Y así
como nadie hubiera pensado que Renault en
los años 2000 en épocas del VelSatis estaba
preparada para la clase superior, nadie se
podía imaginar que de Peugeot saldrían
todoterrenos hardcore como el Hoggar o de
Audi un coche urbano con estructura similar a
un monoplaza como el Urban Concept.
¿Fue todo una pérdida de tiempo y dinero
y se trató de trucos baratos para lograr un
poco más de atención? De ninguna manera,
observa el profesor Fügener: “Ningún diseño
que parece salirse de lo usual puede ser un
error, todo lo contrario”. ¿Acaso un Cybertruck
no es un verdadero Tesla, porque ignora
todas las reglas de familiaridad de marca?
¿Acaso no representa -a pesar de toda
discusión pertinente- el espíritu de la marca y
a su fundador mucho más que las conocidas
limusinas? ¿Es pensable un Audi sin la icónica
parrila Singleframe o un BMW sin los históricos
riñones? Claro que sí.
”Estos modelos son valientes. Rompen con
estereotipos, tanto en el cliente como en el
fabricante e ignoran la hoy tan extendida lógica
investigación de mercado se construirán los
modelos correctos”, dice el experto.
Añade que es grandioso cuando los
fabricantes se atreven a abandonar un terreno
supuestamente seguro y se animan a un salto
al futuro. “De otra manera nunca hubiera habido
un DS de Citroën. Y, por cierto, ningún iPhone”.
Aun cuando estos autos no se fabriquen en
proyectos actuales, apunta el jefe de diseño
de Porsche, Mauer: en general, porque ayudan
a investigar nuevas posibilidades, a poner en
duda esquemas mentales y convenciones y a
inventar la rueda una y otra vez. Y a menor
escala porque una y otra vez ofrecen inspiración
para los detalles de diseño.
El jefe de diseño de Mini, Oliver Heimer,
secunda a su colega: el Urbanaut de la marca
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