Por Inga Dreyer (dpa)
¿Cuántas emociones se pueden expresar en el trabajo?
La rabia, la tristeza y la alegría son sentimientos
habituales en nuestra vida cotidiana. En nuestra vida
privada los aceptamos sin problema, pero, ¿en el
trabajo? ¿Hay lugar para las emociones?
“Hay que sopesarlo”, dice Laura Leske. Cuando
terminó su última relación, se le llenaron los ojos de
Fue una situación incómoda.
Pero con el tiempo la joven de 34 años, que trabaja
se sintió agradecida de haber podido compartir sus
sentimientos en ese momento.
Incluso ella misma consoló una vez a su jefa,
recuerda la berlinesa. “Somos un equipo pequeño
y con un clima familiar”. Cuando se trabaja de
forma tan estrecha, es bueno saber cómo están los
compañeros de trabajo.
Los sentimientos positivos son mejor vistos
“Siempre depende del tipo de sentimientos y de
quiénes sean los involucrados”, dice Helga Kernstock-
Redl, psicóloga y psicoterapeuta. En general los
sentimientos positivos, asociados a la fuerza, son
bien vistos: entusiasmo, alegría, perseverancia o
formas de obstinación constructiva.
Muy pocas veces se critica algo por ser “demasiado
entusiasmo como algo “infantil”.
Es más difícil con los sentimientos que se asocian
a la debilidad como la vergüenza o la culpa. En un
entorno bienintencionado estos son interpretados
envidiosos pueden verlos como debilidad. Eso
también vale para momentos en los que uno se
muestra temeroso, triste o desorientado.
“En un equipo de trabajo medianamente bueno, sin
embargo, esos sentimientos despiertan disposición
a ayudar y empatía”, dice la psicóloga. Además, las
lágrimas, al igual que otras emociones, pueden tener
un efecto de distensión.
La empatía forma parte de muchas profesiones
Mostrar sentimientos no es poco profesional en sí.
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En cierta medida, la empatía forma parte de muchas
profesiones, comenta Kernstock-Redl y habla de
una colega que trabaja en un hospital de niños, que
rompió a llorar cuando murió un paciente muy joven.
La colega se sintió molesta por eso. “Pero un par de
semanas después los padres contaron lo mucho que
había sido de consuelo para ellos experimentar eso”,
relata la psicóloga.
La compasión implica vibrar con otros, pero de todas
maneras mantenerse entero. Eso también vale para
el contacto con clientes.
“El indignado quiere que el otro lo acompañe.
Entonces se siente comprendido y está más
dispuesto a escuchar”.
No reprimir sentimientos
Pero no sólo se trata de manejar el disgusto que
se pueda causar a los demás, sino también el
propio. “Es importante ponderar eso”, dice Annette
Auch-Schwelk, coach y oradora especializada en el
desarrollo de la personalidad y el manejo del estrés.
“
rabia destructiva”.
La experta recomienda en todo caso nunca reprimir
el sentimiento. “De lo contrario, también reprimimos
una parte de nosotros mismos”.
Según la especialista, los sentimientos fuertes
también pueden ser un motor. “Esas épocas en las
que uno está muy irritable pueden indicar que ya es
Por eso, recomienda deternerse y preguntarse:
¿Quién o qué me están dando rabia? ¿Por qué le
estoy dando tanto poder a esa persona sobre mí
que logra alterarme? La experta dice que al revisar
situaciones que nos dan rabia muchas veces
podemos detectar un patrón que se repite y que de
eso se puede aprender.
De ninguna manera hay que descargar los
¿qué culpa tiene el otro si uno fue acumulando
rabia durante semanas?”. Por otro lado, tampoco
es muy aconsejable guardarse las emociones. “Los
tiempo”, dice Kernstock-Redl.
Annette Auch-Schwelk recomienda aprender
técnicas corporales y mentales de autocontrol.
Puede ayudar recostarse conscientemente, respirar
hondo, apoyar los pies en el suelo y repetir frases
sencillas. Por ejemplo: “Esto pasará”.
El humor también es una buena estrategia, según
esta experta, para enfrentarse a situaciones
emocionales agotadoras.
Trasladarse al futuro - Establecer distancia
Helga Kernstock-Redl recomienda trasladarse
mentalmente al futuro para establecer distancia.
“Seguramente hay muchas cosas de las que luego
nos reiremos”, dice.
Es bueno imaginarse posibles reacciones antes
de situaciones difíciles para poder reaccionar de
manera contenida y no inmovilizarse. Aunque no
hay que ser demasiado estricto con uno mismo,
recomienda. “No siempre se puede reaccionar de
manera óptima a situaciones sorpresivas”.
Lamentablemente en la actualidad sigue siendo
habitual que las manifestaciones de emociones
suelan ser valoradas de manera diferente en
mujeres que en hombres.
“A los hombres se les suele perdonar más. En el
caso de las mujeres se suele tomar como rasgo
de su carácter”. Las personas impulsivas, coléricas
muchas veces son exitosas a corto plazo, pero son
más temidas que respetadas.
Muchos directivos tienen además la costumbre de no
permitir sentimientos de culpa o vergüenza, abunda
Kernstock-Redl. “Eso falta en muchas empresas”. A
corto plazo eso sugiere fortaleza e invulnerabilidad,
La psicóloga recomienda básicamente abordar
las expresiones de emociones y explicarlas.
“Lamentablemente es más habitual que uno se
avergüence de los sentimientos y por vergüenza
quiera barrer todo debajo de la alfombra”. Sin
con cómo se manejan los sentimientos negativos.
dpa / Quelle: Deutsche Presse-Agentur GmbH / Copyright: dpa
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